El consumo de drogas se presenta frecuentemente como algo inherentemente malo porque la adicción a drogas es causa de múltiples daños a las personas. Sin embargo, en esta presentación debemos una perspectiva distinta: toma demos como marco de interpretación la capacidad del organismo a mantenerse estables frente a perturbaciones y factores de estrés. Debemos que el consumo de drogas puede ser entendido como en el intento de superar un déficit de bienestar de la persona.
Al igual que muchos otros seres vivos, el ser humano cuenta con múltiples mecanismos que permitan mantener cerdos aspectos estable aún si las condiciones en el medio ambiente amenazan con desestabilizarlos. En particular, nuestro cerebro detecta inmediatamente cuando algún aspecto en el interior del organismo o en su alrededor nos saca de algún equilibrio. Por ejemplo, cuando hace frío nos hace tiritar para generar calor y cuando hace calor nos hace transpirar para bajar la temperatura. Cuando baja nuestro nivel energético, hasta una sensación de hambre para comer y aprovisionarnos con nueva energía. Cuando hemos estado activo durante mucho tiempo, genera sueño para descansar y “recargar las pilas”. Cuando se percibe una amenaza, se meta una sensación de estrés para movilizar toda nuestra energía y atención en ponernos en seguridad o atacar lo que nos amenaza. En términos generales, cuando el cerebro detecta alguna razón para reclamar, también gran día la realización de acciones de corrección, de manera a superar las causas de este reclamo.
Decimos que el que “guarda, siempre tiene”, y este dicho expresa algo sabio: si podemos prevenir un futuro problema, entonces no será necesario resolverlo después. Nuestro cerebro tiene un llamado “centro de recompensa”, que se activa cuando percibimos algo que nos podría percibir “guardar”. El centro de recompensa reacciona fuertemente a la percepción azúcar, carbohidratos y grasas, y genera en nosotros unas ganas de comer inmediatamente. Así será posible que el organismo almacena recursos que podrían ser muy útiles en algún futuro, cuando nos haga falta algún alimento. Ahora bien, el centro de recompensa no reacciona solamente a carbohidratos o azúcar. Todo lo que en nuestra memoria se asocia experiencias agradables está almacenado en el cerebro de una manera que permite activar el centro de recompensa cuando se percibe lo que nos ha generado dichas experiencias agradables. Esto incluye el vino, alcoholes más fuertes, los “porros” y otras sustancias halucígenas, pero también la televisión y los equipos digitales como celular, tablet o computador. El cerebro también tiene una parte de la corteza prefrontal que representa las llamadas “funciones ejecutivas”, la que duran a ejercer un control deliberado sobre los impulsos. Lamentablemente, estas funciones ejecutivas terminan su desarrollo en una edad de 24 o 25 años. Por lo tanto, las personas que son estudiantes liceos y establecimientos educacionales en general, tienen un cerebro en el que las funciones ejecutivas aún no se han desarrollado plenamente – y están más expuesto al mando de los impulsos.
Consideremos ahora un conjunto de aspectos que influyen en el bienestar de una persona. De un lado, las personas tienen bien claro cómo se debería sentir para decir que se siente bien: llamemos esto el bienestar anhelado. El bienestar anhelado se da en general un estado agradable. Se compara con el bienestar actual, que en parte es explicado por el bienestar individual o interno de la persona. Un mayor bienestar individual mejora obviamente el bienestar actual; también una disminución del bienestar individual causará una disminución del bienestar actual. Siempre cuando el bienestar actual es inferior al bienestar anhelado, hablaremos de que una brecha de malestar aumenta. El bienestar actual también depende del bienestar en casa (que para muchos jóvenes está en un estado problemático), es bienestar en el establecimiento educacional (que para muchos jóvenes también está en un estado problemático) y el bienestar en el grupo social (que para muchos jóvenes es la principal fuente de experiencias agradables).
Cuando la brecha de malestar aumenta, significa que tenemos un desequilibrio que activará una reacción compensatoria para volver a encontrar el equilibrio (lo que hemos visto más arriba). La persona buscará entonces una acción con efecto rápido que mejore su bienestar individual (en el supuesto que mejorar el bienestar en casa o bienestar en el establecimiento educacional toda bastante tiempo y por lo tanto no permite reducir la brecha con rapidez). Si la acción con efecto rápido tiene el efecto contemplado, entonces el bienestar individual va a mejorar, lo que significa mejorar el bienestar actual y por lo tanto reducir a la brecha de malestar. Esta secuencia de aspectos y vínculos es circular: es un “bucle de retroalimentación” compensadora, y junto con el bienestar anhelado, constituye un “sistema de control” muy similar un termostato o los otros ejemplos auto-estabilización mencionados más arriba. Llamemos este bucle de retroalimentación “solución rápida”.
Si la acción con efecto rápido es el consumo de sustancias halucígenas, habrá un efecto secundario que se manifestará un salto tiempo después del efecto inmediato: este efecto posterior reduce significantemente el bienestar individual; el efecto posterior puede manifestarse como dolor de cabeza en los casos simples, pero también como cambio neurológico en los casos más graves. Es así que el bienestar individual primero sube y luego vuelve a bajar, conduciendo a un incremento de la brecha de malestar. Esto vuelve activar el bucle de retroalimentación de la solución rápida, pero es en sí mismo también un bucle de retroalimentación – llamémoslo “dependencia”. Este nombre expresa el hecho que la persona sentirá el fuerte deseo de repetir el consumo de la sustancia, que no puede sino reforzar las iteraciones de subida y bajada de la brecha de malestar. Este tipo de bucle de retroalimentación se conoce como “bucle reforzador”.
El problema es agravado por un proceso de “habituación”: el repetido consumo de la sustancia incrementará la tolerancia en el organismo, y esto es la causa por la que la cantidad necesaria de sustancia para lograr un determinado efecto será cada vez mayor. Esto también es un bucle reforzador, ya que el incremento de la dosis consumida no es solamente consecuencia de la mayor tolerancia, sino que también hará que la tolerancia se incremente aún más.
Finalmente, la persona siempre tendrá un mejor recuerdo: alguna vez ha tenido un bienestar individual muy alto, el bienestar en casa fue bueno, el bienestar en el establecimiento educacional fue bueno, y también los mejores momentos del bienestar en el grupo social influyen en este mejor recuerdo. El mejor recuerdo nutre la idea de que haya la posibilidad de estar mejor, y cuando se incrementa esta posibilidad, se produce un incremento en el bienestar anhelado. cuando esto ocurre, se incrementa de la brecha de malestar, y esto activa los tres bucles de retroalimentación descritos más arriba, por lo cual emerge un cuarto bucle que es o reforzador: “quiero más”.
Este conjunto de factores y vínculos es bien coherente con los mecanismos de auto-estabilización descrito inicialmente: el bucle compensador “solución rápida” representa estos mecanismos. Desgraciadamente, que activa los bucles de “dependencia” y “habituación” – y es fácil reemplazar la palabra “sustancia” con palabras como azúcar, fritura, carbohidratos, grasas, alcohol, videojuegos o experiencia de adrenalina. Claro que también es posible colocar marihuana, cocaína u otras sustancias clasificadas como drogas. El conjunto de estos dos bucles reforzadores asegura que la brecha de malestar subira vez tras vez, y la repetida activación de “solución rápida” es un ejemplo de lo que frecuentemente se llama” más de lo mismo”. un observador externo podrá llamar la atención el hecho que la búsqueda de soluciones rápidas evita buscar y resolver la solución de los problemas fundamentales: niveles bajos del bienestar en casa y de bienestar en el establecimiento educacional. Ahora bien, mejorar el bienestar en casa o el bienestar en el establecimiento educacional es un proceso lento – se necesitaría un nivel de autocontrol alto para resistir a la tentación de la posible solución rápida, pero como señalado inicialmente una persona en edad escolar aún no tiene este autocontrol plenamente desarrollado. Por la misma razón es posible que el percibido bienestar en el grupo social sea influenciado por personas de mala influencia como por ejemplo los vendedores de drogas.
SENDA entrega los establecimientos educacionales materiales para informar a y dialogar con los estudiantes. Sin poner en tela de juicio el valor de los aportes de SENDA: lo expuesto en los materiales de información no se fundamenta explícitamente en una argumentación causal como la que se ha introducido aquí. A pesar de esta ausencia de fundamentación explícita, los enunciados de SENDA resulten congruente con la argumentación desarrollara más arriba.
Las sustancias “se utilizan para modificar el estado de ánimo o produce placer” y “producen efectos en el sistema nervioso central” y “alteran aspectos afectivos, cognitivos o conductuales”. “Pueden inducir estados biológicos adaptativos en sus usuarios”.
La tolerancia (a las sustancias), la dependencia y el síndrome de abstinencia (causado por el efecto posterior) se han definido en el material de SENDA, pero sólo en el contexto conceptual de nuestro modelo (factores y vínculos) se puede ver cómo operan.
Las diferentes razones porque consume droga o un adolescente se mencionan en el material de SENDA, pero solamente en nuestro modelo sirve explícitamente la influencia que tienen y porque la tienen.
SENDA también describe factores protectores y factores de riesgo. Respecto de ello cabe señalar que factores como el bienestar individual, el bienestar en casa, el bienestar en el establecimiento escolar o el bienestar en el grupo social no son en sí mismo factores de protección o de riesgo. Son factores y pueden presentar niveles altos (protector) en algunos momentos y niveles bajos (riesgo) en otros momentos. Es así que podemos entender que la construcción de una solución duradera de sustentable al problema de la brecha de malestar, es justamente aumentar los niveles de estos factores para así convertirlos de riesgo protectores.
Las siguientes listas de factores de protección y factores de riesgo ilustran lo expresado en el párrafo previo.
En base a nuestro modelo queda claro que, si los problemas de fondo se resuelven o disminuyen, no hay razones por que el consumo de sustancias sería necesario para obtener una “solución rápida”. El uso moderado de muchas sustancias o experiencias no genera necesariamente dependencia y habituación cuando no se trata del intento de solucionar un problema de brecha de malestar.
Sin embargo, es necesario expresar claramente que algunas sustancias pueden producir cambios neurológicos independientemente de la intención detrás del consumo y a la primera vez. A la medida que esto ocurra, se va a generar dependencia de todas maneras. Tan bien se debe avisar de que sustancias que no se clasifican como “droga” serán efectos similares a drogas en el cerebro, y generan dependencia aún que la persona no tenga ningún problema con su bienestar al inicio. A un creciente reconocimiento en el mundo de que el azúcar y los carbohidratos de los alimentos procesados pertenecen a estas sustancias.